Salva la vida gracias a la providencial actuación de cinco agentes

Una muy rápida llegada de dos policías locales de La Unión y de tres guardias civiles de Fuente Álamo, además de una perfecta coordinación entre todos, recuperan a un vecino de Portmán que había sufrido un infarto reduciendo al mínimo el riesgo de que le queden secuelas. Fueron felicitados por el personal sanitario por su acertada actuación.

Juan Luis y Diego Segado fueron los dos policías municipales que intervinieron


Portmán había sido escenario de batallas campales entre jóvenes esa madrugada (pinchar aquí) y por ese motivo se habían desplazado al lugar patullas de la Policía Local de La Unión y de los cuarteles de la Guardia Civil de Fuente Álamo y de Cartagena. Cuando estaban recabando testimonios de la trifulca con un testigo, poco antes de las ocho de la mañana, de pronto llega un aviso urgente respecto a una persona que acababa de sufrir un infarto en esta población costera, en la que se carece de servicio de Urgencias, con lo que el tiempo mínimo de llegada de una ambulancia o de traslado a centro sanitario estaría en los veinte minutos, lo que supone, en el caso de una parada cardiaca, graves secuelas, pues es mucho tiempo sin oxigenar el cerebro.

En este caso la presencia de los agentes y del desfibrilador en el mismo pueblo fue providencial. Enseguida, en dos vehículos, se dirigieron al lugar, una calle que conocían y en la que se presentaron en escasos segundos. "Al entrar vimos a esta persona en la cama sin respirar, con tonalidad morada y con su hija tratando de reanimarlo. Lo pusimos en el suelo y nos pusimos nosotros en ese objetivo", explica Juan Luis Segado Cervantes, uno de los agentes municipales y que esa noche estaba de turno con su hermano gemelo Diego.

La persona que había sufrido el infarto era conocido, pues se trataba de un exguardia civil ahora en etapa de merecida jubilación. Los agentes comenzaron a llevar a cabo los esfuerzos de recuperación apoyados con el desfibrilador, repartiéndose las funciones, sobre las que rotaban, como sujetar al afectado, ponerle el ambú en boca y nariz, situar las dos pegatinas de los electrodos, etc., además de tratar de calmar a la familia y avisar a los servicios sanitarios. "Todos estuvimos perfectamente coordinadores y sobre los diez o quince minutos (es muy complicado concretar en esos momentos el tiempo) comenzó a jadear", relata. El desfibrilador había efectuado dos descargas. Sobre las ocho y media llegó la ambulancia desde Cartagena.

"Cuando esta persona ya estaba entubada, el médico se dirigió a nosotros para darnos la enhorabuena, indicándonos que se había hecho todo muy bien y que no tendrá secuelas. Nos dio una enorme alegría", expresa. No era para menos, pues habían salvado una vida de una persona, que además era conocida para ellos. Bien se puede decir sobre este quinteto que esa mañana fueron 'ángeles' de los cuerpos y fuerzas de seguridad.

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