Patrona del orgullo portmanero
La Virgen del Carmen volvió a 'navegar' por calles y caminos de su pueblo arropada por su fieles, ante los que se celebró una eucaristía en el puerto, para a su conclusión, la solemnidad del trayecto de ida convertirse en alegría con animada música y 'bailes' del trono, cuyos costaleros esta vez tuvieron dos puntos de avituallamiento de refrigerios.
- Vídeo grabado por Antonio Meroño 'Jayam' y montado por Juanjo Carrillo ('la-union-ciudad-del-cante-y-minera.es'):
Portmán es un rincón del Mediterráneo donde el alma marinera se respira en cada calle, en cada mirada, en cada amanecer junto al mar. Un pueblo lleno de historia, de gente humilde y trabajadora, que guarda con orgullo sus raíces y tradiciones.
Cada 16 de julio, el corazón de Portmán late con más fuerza. Es el día grande, el día de la Virgen del Carmen, patrona de los marineros, madre protectora de quienes viven con el mar y por el mar. Desde temprano, la emoción se apodera del pueblo cuando su banda de tambores despierta a los portmaneros. Vecinos y visitantes se preparan con devoción para acompañar a la Virgen en su procesión.
Con flores, cánticos y oraciones, Santa María del Carmen recorre las calles del pueblo entre aplausos y lágrimas de emoción. El momento más esperado llega cuando se acerca al puerto. Allí, junto al mar que tanto significa para Portmán, se vive uno de los instantes más sobrecogedores y simbólicos.
Pero la tradición no termina ahí. En el camino de regreso, sus portapasos la llevan al 'baile', alzándola con orgullo y alegría en cada parada. La subida se convierte en una auténtica celebración, donde el pueblo entero se vuelca con cariño. No faltan los refrigerios para los portadores, que con generosidad ofrecen casas emblemáticas como Casa Cegarra y Los Tres Pacos, puntos de encuentro donde la hospitalidad portmanera brilla con fuerza.
La procesión de la Virgen del Carmen no es solo un acto religioso: es el alma de Portmán navegando junto a su gente, un símbolo que une generaciones y que renueva, año tras año, el orgullo profundo de ser portmanero.