Ella quería ser niña, pero le pilló la guerra (I)

'Lecciones de vida'


La niñez de Francisca, una portmanera de 96 años de edad, en nada se asemeja a las de los últimos tiempos. Creció con el estruendo de explosiones, la escasez de comida, entre otras muchas penuarias, y sin apenas juguetes. Su familia, al igual que los vecinos del pueblo, se refugiaban en la sierra minera ante el miedo de los bombardeos. Incluso, una vez, una avioneta la rozó. Su infancia de esta mujer, como la de otras personas, debe servir a las nuevas generaciones para valorar lo que tienen ahora y abrir sus mentes.  



El objetivo de esta entrevista es mostrar una generación de valores y resignación diaria con la generación actual, que para algunos deja mucho que desear. El propósito de estos párrafos es llegar a nuestra 'generación Alfa' y que sean capaces de ver enseñanzas en las vivencias de nuestros mayores, la sociedad que edificaron con tanto sufrimiento. A pesar de su contribución, parece que la mayoría ignora su legado. A continuación, les invitamos a sumergirse leyendo los longevos recuerdos de dos queridas niñas de la ’generación postbélica’. Hoy, en el primero de los dos artículos que vamos a ofrecer con esta temática, nos centramos en Francisca Mateo Escámez, vecina de Portmán que en la actualidad acumula 96 años de vivencias.

"Mi infancia no fue como la de hoy en día”. La frase de Francisca Mateo sirve para adentrarnos en sus recuerdos de niñez, donde en vez de crecer rodeada de tabletas tecnológicas, juguetes, móviles y comodidades, lo hizo con el estruendo de explosiones y escasez de comida. El único juguete que tenían eran los caballitos de cartón, aunque no había cabida para el juego. Es una muestra de que no tuvieron la oportunidad de disfrutar de las experiencias comunes de la niñez.

Francisca vivió y sufrió un (maldito) conflicto llamado Guerra Civil, que comenzó el 17 de julio del 1936 y termino un uno de abril del 1939. La portmanera describe como, al no tener refugios, tuvieron que abandonar sus casas y partir hacia la sierra minera para refugiarse en las cuevas, donde uno de los varones del grupo se quedaba haciendo guardia para avisar si el enemigo acechaba. Ella tenía entonces sólo nueve años de edad. Compartían las cuevas donde residían con otras familias en circunstancias similares, unidos hacían frente a las consecuencias de la guerra.

Nunca olvidará cuando, andando por los montes, una avioneta que portaba una bomba le pasó rozando. Salvó su vida evitando que acabase antes de tener 10 años. Pocas horas después, ese piloto desplegó aquel explosivo provocando que la metralla alcanzara el lugar donde se encontraban. No existía espacio para la inocente niñez de aquellos chavales. En algunos casos, y viendo lo que acaecía hace un siglo, la niñez actual parece que tiene rasgos de narcisismo, capricho y exigencia.

En los duros momentos de escasez, propios de una cruel guerra, se hidrataban del agua de una poza en la que los mismos perros bebían y su alimentación constaba de lo que mismamente recolectaban del monte.

Tras la conclusión del conflicto bélico, Francisca perdió a su padre, quedando su madre viuda. Aún chica, se vio obligada a asumir la responsabilidad de cuidar a sus hermanos menores y a buscar empleo, desempeñándose en labores como ordeñar vacas y lavar ropas a mano.

Es la triste y cruda historia de una niñez robada por una guerra. A través de estas vivencias, se han forjado recuerdos imborrables y que aún en la última etapa de su vida siguen impregnados como raíces que uno no puede arrancar.

Hoy día, vivimos en una sociedad que, en un buen número, descarta formarse, ya que un millón de ’likes‘ virtuales valen lo que un trabajador gana 'dejándose el lomo’, una generación que desconoce los valores fundamentales de la humanidad. Poseen un profundo entendimiento de las últimas tendencias en móviles y tecnología, sin embargo, carecen de la capacidad para mantenerse por sí mismos y muestran poco interés en enriquecerse culturalmente. Su principal motivación parece ser la búsqueda de fama en las redes sociales, incluso si eso implica ridiculizar a otros.

Con este artículo, mi objetivo es inspirar a la generación actual a abrir sus mentes, instándolos a cambiar para mejor y a apreciar plenamente todas las comodidades y facilidades que tienen a su disposición, las cuales no pudo tener Francisca.


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