‘Los niños de la gavia’ regresan a lo grande para ganarse el doctorado

Primero fue la novedad y después el arraigo. Hoy, tras el descanso pandémico, la procesión infantil ha dado un gran salto de calidad con nuevas tallas y más participantes dentro de un cortejo que ha reflejado que hay muy buena cantera y con escenas cautivadoras durante el recorrido, como el homenaje de la Caridad a Paco Conesa (foto superior), y a la llegada al templo de la patrona, donde el júbilo ha impregnado a la mayoría y donde la emoción ha invadido a su hermano mayor. También se ha mostrado la paridad con un número similar de ambos sexos.

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Crónica de Carlos Illán. Fotos de Antonio Meroño, Carmen María Meroño, Marian García y Juanjo Carrillo. Vídeo de Juanjo Carrillo



En una procesión de chavales no caben las críticas, pues lo importante es ver a estas nuevas hornadas implicarse en la salvaguarda de una tradición. Sin embargo, de ahí a regalar titulares va un trecho. En este caso, la afirmación de que ‘Los niños de la gavia’ se han ganado el doctorado tiene una firme y evidente base, aunque sólo hayan transcurrido cuatro ediciones desde que se gestó, pues, además de las cifras (más participantes y más público) y el ambiente (magnífico en una primaveral mañana) están los detalles procesionistas aportados por los jóvenes protagonistas, además de las escenas de ternura y emoción, que nunca deben faltar en un cortejo pasionario que sale a la calle.  Era una procesión esperada, tanto por el parón como por la incorporación de tres nuevas tallas creadas por Galo Conesa (testigo de la procesión), y la verdad es que no ha decepcionado, todo lo contrario, desde la salida de Carmelitas hasta el final en la iglesia.

Tras los tambores de la agrupación del Cristo de los Mineros en cabeza, llegaba el primer grupo, la agrupación de la Magdalena, con el sonido de la banda unionense de la Virgen de la Caridad un grupo mixto de 16 costaleros (estudiantes del instituto María Cegarra) llevando a la novedosa ‘Magdalena niña’. A continuación iba la revitalizada agrupación de la Dolorosa demostrando que ahí hay una promoción muy avanzada de procesionistas. Su tercio, casi todo femenino, ha avanzado con carburo en mano y agarrando la capa, en perfecto orden, sin relajarse hasta llegar al altar de la iglesia. Igualmente, el grupo de portapasos (también con alumnos del María Cegarra) llevaba a ‘María, fuente de luz y vida’ estupendamente (con suplementos para los de menor altura) con 14 chicos y 2 chicas, envueltos todos en el sonido de la banda del propio colectivo.

Los sanjuanistas ocupaban el tercer lugar llevando a ‘San Juan Evangelista niño’ sobre más hombros femeninos (12) que de chicos (6), todos alumnos del colegio de El Garbanzal, quienes marchaban tras una prometedora hornada de penitentes de entre 6 y 9 años de edad. Tres chicas con túnicas con cola encabezaban a la Virgen de la Caridad, agrupación en el que la niña María ha tomado el relevo de los ‘Ángeles custodios’ de las dos ediciones anteriores. Sus portapasos, en tallaje perfecto, han introducido la novedad de rendir el particular homenaje del colectivo a Paco Conesa, girándose hacia su domicilio de la calle Mayor, siendo la escena muy aplaudida por el público. Este tributo hacia el recordado artista unionense, quien fue destinatario del título honorífico de la agrupación, lo suele hacer el grupo titular y es la primera vez que lo lleva a cabo la cantera.   

Cerró el cortejo la agrupación de Jesús Nazareno con un tercio femenino formado por niñas de entre 6 y 8 años de edad, principalmente, quienes llevaban hachotes con la representación del típico carburo minero. Detrás, la comitiva de honor, de la que formaban parte, además del hermano mayor y del presidente, José Cortado, y el autor del cartel de Semana Santa, Iván Ruipérez, los ediles Jose Solano y Joaquín García Zapata, además del alcalde, Pedro López, quien no ha parado de repartir crespillos entre los niños que veían la procesión desde la acera. Sobre el trono marchaba el ‘Niños Jesús minero’, el ya veterano de esta formación, pues fue la única talla que salió en el año del estreno. Cerró la marcha la agrupación musical Maestro Esteban.



La llegada a la iglesia ha reflejado las buenas sensaciones que ha dejado la mañana. Emocionantes han sido los aplausos que se tributaban unos a otros al llegar un otro, al igual que ver entrar a algunos entre ‘vivas’ o a otros elevando la peana con los brazos estirados. Han sido los momentos de mayor júbilo, sin duda, motivados por la satisfacción del trabajo bien hecho.



Con los tronos enfrentados ante el altar, han comenzado las ofrendas de las agrupaciones: minerales, corona de espinas, ungüento, incienso, lámpara minera, pan, pico, pala y una biblia. A continuación, el párroco y consiliario cofrade, Ginés Luis Vicente, ha cerrado la jornada diciendo que la victoria final “es del bien con la resurrección, no del mal. Es lo que vamos a celebrar estos días”, llevando a cabo la bendición.

Cuando todo había acabado hemos visto al hermano mayor muy emocionado. Todo buen procesionista tiene como misión preservar para el futuro el patrimonio cofrade que hereda. Sin embargo, en algunos casos existe un plus, que se daba cuando se crea. En su caso, bajo su mandato, surgió esta procesión y esta mañana era la última vez que la vivía en el cargo (ha anunciado su marcha). El sentir estaba más que justificado, pues si decimos que ‘la procesión de Galo Conesa’, por ser el autor de las tallas que luce, también se podría decir que es ‘la procesión de Pérez Campillo y su equipo directivo y de agrupaciones’, pues con ellos se instauró.

En apenas noventa minutos, La Unión ha vivido otra gran jornada procesionista aderezada por el clima y por una infinidad de sonrisas, siendo el epicentro un cautivador cortejo con tantas chicas como chicos o viceversa. El futuro no entiende de sexos, sino de voluntad y sentimiento. 

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